Después de un cansado día visitando la Expo Bicentenario,
me quedé con varias observaciones que quisiera platicarles.Lo bueno
De inicio, no tengo quejas por la arquitectura, decoración y servicios que existen en el parque. Creo que las personas que se encargaron de todo esto, verdaderamente se preocuparon por crear un espacio grande y rodeado de naturaleza, logrando provocar un sentimiento de comodidad familiar. A la vista es bonito y resulta agradable recorrerlo mientras se van encontrando sorpresas en cada atracción.
El lugar está dividido en Pabellones, cada uno aborda un tema específico que en conjunto intenta mostrar un panorama del pasado, presente y futuro cultural y ambiental de México, contextualizado en el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución. Las salas están diseñadas para que entren sin problema grupos de 30 a 40 personas; la información que está expuesta en vitrinas y al lado de las obras es breve, pero considero que rescata los puntos principales (quién, cuándo, dónde) que un visitante de cualquier edad puede entender y quiere leer.
En un sitio cultural al que llegan miles de personas con la única intención de "ver qué hay", es necesario que se tengan los recursos suficientes para atraer y mantener la atención en temas que suelen considerarse como aburridos o complicados para muchos, como lo es la Historia.
La utilización de lo interactivo resulta un gran acierto, los asistentes salen felices por escuchar clases de historia mientras van de una pirámide al vagón de un tren o entran a un teatro de la época del porfiriato. En los distintos pabellones encuentras pantallas tactiles, proyecciones tridimencionales, recreación en tamaño real de espacios, piezas arqueológicas pertenecientes a diversos museos del país, arte (pintura, escultura, fotografía, música), imágenes y artesanías típicas.
Es posible distinguir que en los impresos, diálogos y proyecciones, no existe una inclinación por alguna teoría, mitología o línea de pensamiento para explicar los sucesos históricos o de desarrollo.
Al parecer se preocuparon más por limitarse a contar las teorías más conocidas y menos controversiales, sin que esto convierta la información en datos inútiles; aun así, sorprende ver ciertos detalles que permiten sentir a muchos de los visitantes que aprendieron algo que nunca les habían contado, o que lo memorizado desde la primaria "no era cierto", expresiones como esa causó el ver a Miguel Hidalgo con un atuendo mucho más elaborado que la simple sotana con la que suele ser representado.
El parque cuenta además con zonas de descanso, puestos de comida con precios accesibles, sanitarios a lo largo del sitio, módulos de información y paquetería, además de un área de juegos extremos, zona deportiva, enfermería y un número considerable de elementos de seguridad; en la explanada de espextáculos se realizan eventos artísticos como conciertos de música diversa, danza y recitales.
La parte molesta en el día fue esperar por espacios de hasta una hora, para poder ingresar a los pabellones, problema que está relacionado con el día y la hora en que se visite la Expo; para aminorar el aburrimiento en punto de cada hora inicia un espectáculo de fuentes que al ritmo de mariachi refrescan a quien camine cerca. Por momentos pareciera que se está en territorio del famoso ratón Mickey.
Este sitio álbergará también otro tipo de eventos, como la clausura del festival Expresión en Corto el pasado 31 de julio y algunos del Festival Cervantino durante el mes de octubre.
¿Tan bueno? De manera general es un espacio cultural y recreativo que vale la pena visitar, sin embargo, la opinión positiva no es la misma para los visitantes que para quienes viven y trabajan en las ciudades cercanas.
Platicando con algunos prestadores de servicios turísticos en Guanajuato, me percaté de la existencia de una inconformidad generalizada a causa de lo que algunos llamaron "injusticia" de haber construido el parque en el municipio de Silao. "¿Por qué invertir tanto dinero ahí, cuando lugares verdaderamente históricos como Dolores Hidalgo están en el olvido de las autoridades desde hace años?" me comentó un taxista.
La magnitud del espectáculo es quizá equilibrada con su valor. La Expo Bicentenario costó mil 100 millones de pesos, según lo dijo el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, en la inauguración a principios de julio. ¿Justificado el gasto?
0 comentarios:
Publicar un comentario